miércoles, 31 de marzo de 2010

Rafael Matesanz: "Vender un órgano es una de las lacras más lacerantes de este siglo y contra la que merece la pena luchar"

 

"Vender un órgano es una forma de esclavitud: cuerpo humano a cambio de dinero", dice sin cortapisas Rafael Matesanz, coordinador de la Organización de Trasplantes (ONT), que puso en marcha en 1989 y que ha logrado las tasas de donación más altas del mundo

NEKANE LAUZIRIKA - Lunes, 29 de Marzo de 2010 - Actualizado a las 07:25h.

Rafael Matesanz.

Rafael Matesanz puso en marcha en 1989 en el Estado el actual modelo de trasplantes. (DEIA)

BILBAO. Fundador y director de la ONT es el padre conceptual y ejecutivo del afamado modelo español de trasplantes, el más eficiente del mundo. Se muestra preocupado por el fenómeno del turismo de trasplante -cuando un occidental con dinero viaja a un país, generalmente más pobre, en busca de un órgano de una persona sin recursos- "Aunque en algunos países pueda ser legal, en cualquier caso es del todo inmoral", declara rotundo a DEIA Rafael Matesanz.

Seguimos mirándonos el ombligo por el récord de donaciones. ¿Pero no se están reduciendo?

Todavía no. Este año hemos acabado con un nuevo récord. Ahora, sin embargo, los donantes son cada vez más mayores; hace 25 ó 30 años los órganos procedían de un chaval que iba en moto sin casco; hoy es de una persona de entre 60 ó 70 años que ha tenido una hemorragia cerebral o un accidente cerebro vascular. Un joven con un traumatismo craneoencefálico puede ser donante de órganos, pero esto no es tan sencillo en una persona mayor. A pesar del descenso de los accidentes, crecemos. El País Vasco, en concreto, se encuentra a la cabeza de las donaciones.

¿La mayor edad de los donantes influye en la estrategia de la ONT?

El número de órganos trasplantables por donantes es menor. No tiene nada que ver un donante de 25 años y otro de 70. En general, entre donante-receptor debe haber una similitud de edad. Se puede trasplantar a un mayor un riñón de un joven, pero a la inversa es más difícil. Por eso estamos potenciando la donación de vivo. Además, los resultados son cada vez mejores y los riesgos para el donante son mínimos.

¿Existe entre nosotros el turismo de trasplante?

Es la forma de denominar ahora el antes llamado tráfico de órganos. Aunque está ocurriendo, nosotros no lo aceptamos. No aceptamos que alguien venga a España -que podría ser perfectamente la meca de los que aspiran a tener posibilidades de un injerto- sólo a hacerse un trasplante, pero sí tenemos que admitirlo si instala su residencia aquí, y eso está sucediendo ya. Lo están haciendo ingleses, holandeses, alemanes... el turismo de trasplante no viene de los inmigrantes irregulares, sino de la Europa desarrollada.

¿Se da mucho el turismo del rico que con su chequera repleta acude a un país más pobre a comprarse un riñón?

Entre el 5% y el 10% de los trasplantes que se hacen en el mundo entran en la categoría de turismo de trasplantes, una actividad que se mueve en medio de un vacío legal; la donación para trasplante no está legislada en unos países, y poco consolidada en otros. Es el de una persona que viaja a Filipinas, Pakistán, el sudeste asiático, en general, al norte de África o algún país andino de América Latina y allí contacta con alguien que le quiere vender un riñón. Se trasplanta allí y luego vuelve. Esto en España es anecdótico por la gran disponibilidad de órganos que hemos tenido hasta ahora; en otros países es bastante más frecuente.

Por ejemplo, en Japón, Israel y EE.UU.

Sí, porque son países con mucho dinero pero sin donantes, por lo que es más común este turismo del trasplante. En otra escala ética y legal está el escabroso tema de China, especial por muchas razones. Se sabe desde hace tiempo que gran parte de los órganos ofertados para trasplantes a extranjeros proceden de los miles de ejecutados en las prisiones chinas.

Moral, ético, legal.

Es inmoral aunque pueda ser legal. China promulgó una ley en 2007 por la que prohibía el trasplante a extranjeros, pero el control del Gobierno es más bien laso, como hemos visto últimamente. Esto pone de manifiesto que una cosa es la ley y otra la realidad. Repito, el caso de China es particular porque los órganos vitales proceden de ejecutados; la donación por muerte cerebral, tal y como la conocemos en España, se puede decir que no existe.

¿Qué le sugiere el turismo de trasplante de un vasco a China?

El caso ya lo conocíamos, porque el tema se planteó en el Hospital de Cruces cuando volvió el primero de los tres pacientes que fueron. Son fácilmente detectables porque cuando regresan a sus respectivos países necesitan una atención especializada, medicamentos, cuidados... Y esto sólo lo puede proporcionar un centro de trasplantes.

¿Y qué debe hacer el sistema de salud-Osakidetza cuando vuelven estos pacientes trasplantados?

Los médicos de Cruces se pusieron en contacto con Osakidetza y estos con la ONT para ponernos al tanto de la situación. Les dijimos lo único que podíamos decir: que era un paciente como otro cualquier al que había que tratarle. En este sentido la actitud de Cruces fue intachable. Pero el caso del varón que fue a China es un ejemplo de lo que no se debe hacer por múltiples motivos.

Alguien vende un órgano porque otro alguien lo compra

En el tráfico de órganos hay que tener las ideas claras. Es una lacra tremenda del siglo XXI. Alguien vende parte de su cuerpo porque hay quien lo compra. Lo que ocurre en el tercer mundo sucede porque ciudadanos del primero van allí y al comprar inducen a que este mercadeo de órganos no cese. En casos como el del vasco que fue a China hay veces que el árbol no nos deja ver el bosque; hay que tirar por elevación. Uno puedo entenderlo desde el punto de vista estricto de la angustia personal, pero me parece que el tema es absolutamente inadmisible desde todos los puntos de vista imaginables de un ser humano.

¿Cómo impedir este mercadeo de nueva esclavitud?

Quienes tienen que poner las soluciones son los países occidentales, porque Japón e Israel son los grandes compradores. Los países de mayor potencia económica son los que deben controlar a sus ciudadanos. En este sentido, la iniciativa que ya estaba lanzada entre nosotros, de modificar el Código penal, va en la línea correcta. Las personas que están comprando un riñón están cometiendo un delito, con independencia de que eso se esté haciendo en territorio español o europeo o se realice en un tercer país. También la persona que intermedie será facilitadora del delito, por lo que tendrá una responsabilidad penal.

¿Y el enfermo?

No se trata de penalizar. Se pretende que sea una medida disuasoria que evite que este tipo de cosas se puedan seguir dando. Además, es preciso insistir que en España se cuenta con los dedos de la mano el turismo de trasplantes, aunque reconozco que en otros países europeos es un hecho relativamente frecuente. Los casos ahora publicados eran hechos conocidos.

Entonces, ¿cuáles deben ser en su opinión las claves de un trasplante? ¿El altruismo debe de ser el motor de los trasplantes?

Soy un firme defensor de nuestro sistema de trasplantes: gratuito y anónimo. Cualquier aspecto que tienda a romper esto lo pone en peligro. El altruismo debe ser el motor de las donaciones. Hay que preservar que no se haga por un interés económico. Ese órgano debe ir al mejor receptor, al que pueda beneficiarse con unos criterios ético-médicos de distribución, que estén como ahora, perfectamente explicitados, que sean públicos y acordados entre la ONT y las Comunidades Autónomas y que todo se haga con total transparencia. Si esto no sucede así la base del sistema se desplomaría.

En el camino de los trasplantes y de la falta de órganos, ¿al final aparece la clonación terapéutica como solución?

La verdad es que no lo sabemos. La investigación de células madre parece ser la gran esperanza blanca de la investigación en el mundo de los trasplantes. Pero antes primero hemos de solventar una serie de aspectos. Vamos a ver primero el trasplante de tejidos alienado mediante la utilización de células madre, lo que se llama la terapia celular. Ya existen determinados aspectos de la terapia celular que están empleándose en clínica, como es la fabricación de piel para las grandes quemados o el tratamiento de fístulas en parapléjicos.

¿Reduciría esto la necesidad de trasplantes?

Por esta vía tal vez pueda reducirse la necesidad de trasplantes cardíacos, reparando esos tejidos mediante la terapia celular. A futuro, lo que a todos nos gustaría es ver la generación de órganos a la cartade los pacientes partiendo de células madre. Éste es el camino. Sucede que esto no lo vamos a ver de aquí a tres o cuatro años. Hemos de darle tiempo al tiempo y necesitaremos todavía de la donación altruista durante muchos años más.

¿Y el uso del cordón umbilical?

Hay que partir de una base: guardar el cordón umbilical para el uso propio simplemente no sirve. Con los 250.000 cordones que hay en bancos públicos en el mundo se han hecho 7.000 trasplantes, mientras que de los 700.000 cordones almacenados para uso autólogo sólo ha habido tres casos de utilización que se hayan publicado en la literatura científica. Si se guarda el cordón de un niño y tiene una leucemia, no sólo no es que no valga para él, sino que ese cordón hay que tirarlo, no vale para otro niño, y al final tendrá que recurrir a un banco público.

¿Qué sensaciones le produce ver un anuncio de la venta de un riñón humano?

En internet es muy fácil encontrarlo. Nosotros lo ponemos en conocimiento del departamento informático de la Policía; son muy eficaces a la hora de retirarlos. Yo sé que dentro de nuestras fronteras es imposible que se haga, pero lo que no puedo descartar es que alguien empiece este juego, cojan un avión y se vayan a Egipto o Sudán. Y en 3 ó 4 horas de vuelo puedan cerrar el acuerdo y someterse a la operación. A mí esto me parece bastante frustrante. Vivimos en un país donde afortunadamente tenemos las máximas posibilidades de obtener un riñón, un hígado, un corazón... Nadie debiera intentar comprarlos y caer en la situación de venderlos. Vender parte del propio cuerpo y despojarte de un órgano por dinero es una de las lacras más lacerantes de este siglo y algo contra lo que merece la pena luchar.

¿La figura buen samaritano será otra vía de solución?

Próximamente podría ser la primera donación de órganos que se realiza en España a través de la figura anglosajona del buen samaritano. Es un voluntario que ofrece alguno de sus órganos en vida, no a un familiar o conocido, sino al paciente de la lista de espera al que más pueda beneficiar. Esta práctica estaba descartada en España, pero las cosas han cambiado mucho. Por un lado, el proceso de donación de vivo se ha simplificado, y quienes entregan un riñón tienen unas expectativas semejantes al resto de la población. Otro de los datos que nos ha llevado a reconsiderar la posición ha sido la tasa de donación que, a pesar de ser la más alta del mundo, está estancada.



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