lunes, 14 de febrero de 2011

Anticoncepción de Emergencia

Levonorgestrel (LNG) solo:
Se usa sólo una pastilla de 0,75 mg por dosis. se llaman Optinor, Tace, Postday. Se pueden tomar:

Como puede haber problemas para conseguirlas también se puede usar

Levonorgestrel en minidosis

Se pueden tomar dos dosis de 25 pastillas de LNG en minidosis, separadas por 12 horas(son las pastillas que se usan durante la lactancia y tienen una dosis muy baja de hormona por lo que la cantidad de levonorgestrel de las 25 píldoras es igual a la que contiene cada píldora de Optinor, Tace o Postday). Se compran en farmacia, sin receta y sus nombres comerciales son Levonorgestrel y Microval.

Método de Yuzpe::

Se usan algunas pastillas anticonceptivas combinadas de uso habitual, que contienen etinilestradiol 0.3 mg y levonorgestrel 0.15 mg. Se toman 4 pastillas primero y se repite la dosis (4 pastillas) a las 12 horas. Se compran en farmacia y sus nombres comerciales son Anovulatorios Microdosis, Lofemenal, Microgynon, Nordette, Anulette, Norvetal.

Otra forma de usar el Método de Yuzpe, es tomando otros preparados comerciales que contienen levonorgestrel y etinil estradiol (Anulette 20 y Loette), pero que, en cada píldora, contienen una dosis un poco menor que los productos nombrados anteriormente. La dosis de cada píldora es menor (0.10 mg de levonorgestrel y 0.02 mg de etinil estradiol), por lo que se deben tomar 5 píldoras juntas y 12 horas después 5 píldoras más.


Fuente http://www.anticoncepciondeemergencia.cl/

Se encienden las alarmas de la salud por uso de WI-Fi


11 de Febrero de 2011 17:00

Foto: Getty Images

Foto: Getty Images
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En el Hospital Clínic de Barcelona diagnosticaron 100 casos de pacientes, en los que que el internet inalámbrico conocido como Wi-Fi, podría ser el causante de provocar alergias, irritaciones, dolores de cabeza, vómitos y una serie de trastornos debido a la radiofrecuencia de este.

El Wi-Fi es una de las tecnologías más usadas para conectarse a internet. Su funcionamiento, se produce a través de ondas electromagnéticas que viajan por el aire, por lo que han comenzado a surgir suspicacias relativas a su uso e impacto en la salud de las personas.

Médicos del hospital de Barcelona, diagnosticaron en varios pacientes, malestares por causa de las ondas electromagnéticas del Wi-Fi. Estimando que incluso una de cada mil personas, podrían tener sensibilidad a las ondas de la conexión inalámbrica.

Sin embargo, hay muchos que no creen en dicha teoría, ya que la radiofrecuencia de este sistema de conectividad, usa sólo 100 miniwatss de potencia, menos de los que utiliza un teléfono celular.

El doctor, Tomás Mesa, neurólogo de la Red Salud UC, no quiere aventurarse en dar una estimación acerca del posible daño que podría causar el uso de internet inalámbrico. “Todavía falta mucho para dar una opinión sobre el tema, falta hacer estudios y nuevos diagnósticos en otras comunidades, para ver si se repite del fenómeno”, cuenta Mesa.

Además, explica que existen dos tipos de ondas. Las ionizantes, como los rayos ultravioletas o los rayos equis, que son peligrosas para el ser humano. Y las ondas no ionizantes, como la luz, o las del celular, que son más débiles, y todavía no se comprueba que causen un real daño. “Creo que recién en unos cinco años más, se sabrá a ciencia cierta si la tecnología y las ondas que emiten los artefactos eléctricos o el internet, son dañinas para la salud”. Agrega además, “creo que lo mejor no es alarmarse, el único consejo que podría dar, es que seamos prudentes con el tema, sin exagerar, hay que tratar de no llenar la cuidad de antenas, ni tampoco alarmarse por todo para conseguir un equilibrio

lunes, 7 de febrero de 2011

Depresión y ansiedad: 34% de los reposos

Respecto del primer caso, la causa más frecuente corresponde a episodios de depresión y trastornos de la ansiedad. Mientras que en las respiratorias, son las bronquitis agudas.

En el caso de las enfermedades traumatológicas y del aparato locomotor, lo más común son las dorsalgias o dolores a la columna.

De hecho, una de las medidas de control que se proponen para mejorar la entrega de licencias médicas por parte de la comisión asesora del gobierno en el tema, y en la cual está de acuerdo el Ministerio de Salud, es elaborar un protocolo o guía clínica de referencia que permita establecer los días de reposo que corresponde según enfermedad.

Esta es una medida resistida por el Colegio Médico, cuyos dirigentes argumentan que "ven enfermos y no enfermedades".

Licencias irregulares: no hay formalizados tras un año de investigación

Superintendencia de Seguridad Social presentó la primera denuncia en septiembre de 2009 contra 82 médicos.

por Ana María Morales
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El viernes pasado Fonasa presentó una querella en contra de quienes resulten responsables del delito de fraude al Fisco, tras detectar que 429 médicos emitieron más de 733 mil licencias en un año, cifra que supera con creces el promedio nacional.

No obstante, esta no es la primera vez que se recurre a los tribunales por este tema. En septiembre del 2009, la Superintendencia de Seguridad Social (Suseso) presentó denuncias en contra de 82 médicos que entregaron más de 500 mil permisos durante tres años. Incluso sólo uno de ellos emitió más de 17 mil durante ese período.

En el 2010 volvió a repetir la acción. Esta vez, las denuncias fueron en contra de 115 doctores que emitieron más de 1.600 licencias cada uno durante el 2009 y que no fueron denunciados en el paquete anterior.

No obstante, a más de un año de la primera denuncia, aún no hay avances en la investigación judicial. El caso está siendo llevado por la Fiscalía Centro Norte, pero a la fecha no se ha formalizado a ninguna persona por los hechos que se indagan.

Dentro de las razones que se entregan está el hecho de que la fiscal que lleva la causa, Giovanna Herrera, ha tenido que llevar otras en forma paralela, como el caso del Registro Civil.

Sin embargo, explican que se han realizado algunas diligencias: se ofició a todas las isapres, Compin y a Fonasa para que manden la lista de las personas que obtuvieron licencia en el período investigado y, además, se le pidió a la PDI que tomara declaraciones a algunas de ellas.

Lo que más les ha complicado es establecer el fraude. "Es un delito difícil de acreditar en materia penal. Para acreditar la falsificación uno tiene que demostrar que las personas no estaban enfermas en la fecha de la licencia, y ¿cómo se constata que una gastritis de hace un año y medio no existió?, es difícil", indicó una fuente cercana a la investigación.

El Colegio Médico criticó a Fonasa por la forma en que se hizo la denuncia. "Todos los estudios realizados hasta ahora sobre el mal uso de las licencias médicas consideraban que a partir de la emisión de 1.600 licencias emitidas al año por un médico era considerado como posible delito. En cambio ahora ese criterio ha cambiado arbitrariamente y se considera como anormal la emisión de mil, lo que equivale a tres licencias diarias", dijo el presidente del gremio, Pablo Rodríguez.

Agregó que "es perfectamente posible que un médico pueda, en el ejercicio profesional durante un año, emitir mil licencias, sobre todo si tiene una especialidad que requiera emitirlas frecuentemente o trabaja en un servicio de urgencia".

Gladys Olmos, jefa del departamento de Control de Fonasa, señaló que "lo que se ha hecho es aportar un primer antecedente. Aquí lo que hemos dicho es que hay 429 médicos que superan las mil licencias año. Eso es todo. Le corresponde a la justicia revisar los casos específicos", explicó.

Pese a ello, señaló la experta, el seguro de salud tiene algunos mecanismos para acreditar las licencias, como contrastar esa información con la cantidad de atenciones médicas realizadas por la persona. "En una fractura cuyo reposo es de seis meses, la forma de acreditarlo es si durante ese período ha comprado prestaciones para poder tener ese tratamiento", señaló Olmos.

Actualmente, hay un proyecto de ley en el Congreso que sanciona la emisión de licencias fraudulentas, al cual el gobierno le pondrá suma urgencia en marzo.

viernes, 4 de febrero de 2011

Chilenas se ubican en segundo lugar de la categoría del IMC más alto de Sudamérica


Un estudio de la revista científica The Lancet realizó un "mapa de la obesidad en el mundo".
20:39 |


199 países fueron los protagonistas de la investigación que descubre "el mapa de la obesidad en el mundo", realizado por la revista científica The Lancet. Los científicos determinaron esto como una emergencia de salud.


Las cifras revelaron que el país dónde más personas sufren de sobrepeso es en Nauru. Chile no se queda atrás, en especial las mujeres que se ubican en segundo lugar de la categoría del índice de masa corporal (IMC) más alto de Sudamérica.


Alrededor del mundo existen en total 500 millones de personas que sufren esta enfermedad, es decir, uno de cada 10 es obeso.

Médicos y farmacéuticas: alianza peligrosa para el paciente


El rentable negocio de vender medicamentos

“Las compañías farmacéuticas no quieren curar enfermedades. Lo rentable para ellas son los tratamientos: venderte remedios que reduzcan el colesterol o la presión arterial, algo que debas tomar cada día durante años”.

Las incendiarias declaraciones son de Martin Kuehne, químico de la Universidad de Vermont. Entrevistado por el periódico neoyorquino “The Village Voice”, su excusa para disparar a la bandada es la supuesta persecución médica contra la ibogaína. Este alcaloide centroafricano -hipnótico, afrodisíaco y estimulante- es usado a nivel experimental en EE.UU. para tratar a heroinómanos. Los “tratamientos”, empero, son clandestinos: el consumo de este sicotrópico está penado por la ley y su poder medicinal es objetado por la industria farmacéutica.

Jason Parham, columnista del “Village Voice”, teoriza sobre este último detalle. “Como la ibogaína representa una cura absoluta, las fábricas de remedios no quieren saber nada de ella. Lo peor para estas empresas sería que una sola píldora sanara una enfermedad: algo así no generaría ganancias”, arguye. Sus alegatos, por cierto, tuvieron amplia repercusión en las redes sociales.

No existe evidencia empírica que avale las apasionadas diatribas de Kuehne y Parham, que se repiten con diversos matices en todo el orbe. Muchas sospechas recaen sobre la multimillonaria industria farmacéutica, pero nadie puede acusarla con pruebas en mano de no estar interesada en sanar a sus clientes. ¿O no?

Un negocio rentable

En paralelo, un estudio serio ha gozado de nula difusión fuera de círculos académicos. Titulado “La promoción farmacéutica: costos e impacto en la práctica médica”, es obra del experto en políticas públicas Marc-André Gagnon, profesor de la universidad canadiense de Carleton. Su investigación, aún en desarrollo, es auspiciada por prestigiosas fundaciones privadas y estatales; las fuentes son sólidas, comprobables y en general provienen de la propia industria. Un adelanto de sus conclusiones fue presentado en un seminario médico realizado recientemente en Toronto.

Gagnon parte subrayando hechos incontestables, como que el 80% del negocio farmacéutico mundial está en manos de 14 transnacionales (todas con activa presencia en Chile). El mercado tiende a concentrarse y en el último par de años tres mega-fusiones han reducido el número de actores.

La competencia en este rubro es difusa, pues en promedio cada laboratorio mantiene acuerdos de cooperación con cinco de sus supuestos rivales (una de las mayores firmas del área ha llegado a firmar alianzas con sus trece “competidores”). Esto se traduce en investigaciones conjuntas que llevan al desarrollo de fármacos idénticos, los cuales luego son distribuidos con diversos nombres de fantasía dependiendo del fabricante.

¿Vender remedios es un buen negocio? Sin duda. Desde 1954 a la fecha, la rentabilidad de la industria se eleva por sobre el 2.500%; para el resto de las grandes corporaciones mundiales, el alza es cinco veces menor. Lo preocupante es que estas camionadas de plata no generan innovación: en 1961 se lanzaban más de 400 nuevos compuestos activos al año; hoy esa cifra ha caído a menos de 150.

Para graficar el estancamiento, Gagnon recurre a “Prescrire”, asociación francesa sin fines de lucro que evalúa en detalle el mercado farmacéutico local. Su informe del 2009 fue tajante: de 104 nuevas drogas lanzadas ese año, apenas tres podían ser consideradas como “un avance terapéutico menor” para la ciencia médica; el resto no era mejor de lo ya existente (e incluso 19 fueron juzgadas como “potencialmente peligrosas” para los pacientes). “Por primera vez en la historia, la farmacopea francesa vive un retroceso”, resumió la entidad en su balance anual.

Visitadores médicos

¿Dónde ha ido a parar el esfuerzo y dinero que los laboratorios dedicaban a la innovación? El investigador canadiense no sentencia: se limita a ordenar datos dispersos que en conjunto pintan un panorama desalentador. Aparentemente, el objetivo actual de la industria no es crear mejores fármacos, sino promocionar sus productos entre los intermediarios (es decir, los médicos). Y eso, a la larga, lo paga usted.

Un análisis de la consultora IMS reveló que el 2004 la grandes farmacéuticas de EE.UU. desembolsaron 57 mil millones de dólares sólo en promoción médica (más de 60 mil dólares por cada doctor en ejercicio). El 75% de esa cifra correspondía a muestras gratis, incentivos para los representantes comerciales -nuestros “visitadores médicos”- y “otros ítems asociados”. La inversión en investigación y desarrollo llegaba apenas a la mitad de ese monto.

¿En qué consisten esos misteriosos “ítems asociados”? Acá entran obsequios, viajes, honorarios de galenos que prestan su rostro para publicidad y el auspicio a entidades gremiales que avalan productos con enigmáticos “sellos de calidad”. También aparece el pago a doctores que -al estilo de los “escritores fantasmas”- firman estudios seudocientíficos que resaltan los beneficios de tal o cual menjunje.

Muchos médicos honestos no aceptan rubricar “papers” marketineros o con resultados imprecisos: Gagnon afirma que la mayoría de esos documentos nunca ve la luz o, peor aún, no es tomada en cuenta por sus colegas. El experto afirma que laboratorios han ordenado “destruir la reputación” de quienes denunciaron reacciones adversas en sus pacientes tras el uso de ciertos fármacos.

Las compañías, claro está, buscan convencer a los especialistas para que receten sus productos. En el último lustro esta tendencia se ha desbocado: en Norteamérica la promoción farmacéutica creció un 150%, las reuniones “informativas” a cargo de visitadores se cuadruplicaron y el gasto en publicidad orientada directamente hacia los médicos subió un 500%.

“Generar un mensaje adecuado se ha vuelto más rentable que producir remedios efectivos”, acusa Marc-André Gagnon. La millonaria inversión en marketing se traduce en mayores ventas: sólo en Canadá, cuatro laboratorios gastaron desde el 2005 más de dos mil millones de dólares en la promoción de antipsicóticos infantiles; en este periodo, la prescripción de estos cuestionados fármacos se triplicó.

Si a estas extravagantes cifras sumamos que cada año se lanzan menos fármacos nuevos, tenemos un mercado caótico donde el consumidor -usted- queda de lado. La conclusión del estudio es escalofriante: “Incluso el doctor más competente hoy es incapaz de acceder a información objetiva e imparcial para prescribir el mejor producto. La promoción farmacéutica ha invadido todos los aspectos de la práctica médica, llevando a muchos especialistas a recetar productos de dudoso valor terapéutico, pero rentables para ciertas firmas. La promoción no les sirve a los pacientes ni a la salud pública: sólo sirve a los accionistas”.

¿El remedio no sirve? Lo recetamos igual

Q uizás lo más inquietante del análisis de Marc-André Gagnon es su denuncia sobre la extraña conducta gremial cuando un fármaco popular no parece ser tan beneficioso para los pacientes.

El 2002, un análisis de la fundación especializada “Allhat” reveló que medicamentos de última generación para el tratamiento de la hipertensión arterial eran menos efectivos -y potencialmente más riesgosos- que diuréticos diez veces más baratos. Sin fundamentos científicos, un grupo de prominentes doctores desdeñó de inmediato el estudio; año a año la prescripción de estas carísimas drogas continúa al alza.

El 2007, junto con el lanzamiento mundial de un controvertido antidepresivo basado en la sertralina, el fabricante auspició 85 “papers” que acabaron publicados en medios especializados. Años antes, otro laboratorio había llegado al extremo de editar por su cuenta una revista médica que sirvió de soporte para promocionar un analgésico (que a la larga sería retirado del mercado por detonar males cardiovasculares).

Casos semejantes se repiten sospechosamente. El 2004, un grupo de laboratorios financió 74 pruebas clínicas para contrastar el uso de los así llamados “antidepresivos SSRI”. De ellas, 36 fueron negativas y 38 positivas, pero las revistas especializadas sólo publicaron estas últimas. “Muchas pruebas médicas son en verdad conducidas por agencias de relaciones públicas: su objetivo central es extraer datos positivos para ser usados en las campañas de los laboratorios”, apunta Gagnon.

Las Últimas Noticias. Domingo 16 de enero de 2011 Pág. 12 y 13