sábado, 22 de enero de 2011

¿Sexo en la tercera edad?

Desde tiempos inmemoriales la sociedad ha presupuesto que la tercera edad constituye el ocaso de la sexualidad, el erotismo y la intimidad en hombres y mujeres que entran en esta etapa de la vida. Sin embargo, amen de los cambios fisiológicos que pueden ocurrir, este momento puede ser ideal para el descubrimiento y vivencia de experiencias placenteras, que den, como nunca, riendas sueltas a la imaginación y por qué no, vivir de modos diferentes aquellos amores que tanto nos estremecieron en la juventud. Así un estudio realizado en los Estados Unidos arrojó que definitivamente la búsqueda de placer físico no es garantía solo de los jóvenes. Una encuesta nacional a adultos mayores de 57 años reveló que en estos años muchos tienen relaciones sexuales, y algunos con frecuencia.Según se divulgó, aunque pareciera increíble, más de la mitad de las personas del grupo de mayor edad, entre los 75 y los 85 años, que se encontraban sexualmente activos informó tener relaciones sexuales al menos dos o tres veces al mes, mientras que el 23 por ciento informó tener relaciones sexuales al menos una vez a la semana.Se observó además que la disminución del deseo sexual y de las relaciones obedecía más a los problemas de salud o la falta de un compañero, especialmente en el caso de las mujeres, que a la propia disminución de la libido.Era menos probable que las mujeres fueran sexualmente activas a que lo sufran los hombres en los grupos de edad. Más del 78 por ciento de los hombres entre los 75 y 85 tenían cónyuge u otra relación íntima, mientras que sólo 40 por ciento de las mujeres de ese grupo de edad tenía pareja.SÍ SE PUEDEMás allá del estereotipo de que los ancianos son seres “asexuados” o faltos de imaginación, las investigaciones realizadas en diversas regiones y en distintas décadas del pasado siglo validan cierta actividad sexual en adultos mayores, aunque puedan existir algunas divergencias según el sexo.Biológicamente la mujer anciana pierde completamente sus capacidades reproductivas, mientras hombres de más de seis décadas han sido padres. Pero en cuanto al deseo y la vivencia íntima, la diferencia estriba en la salud de cada individuo y la liberación que tenga, que le haga sentirse capaz de tener sexo a esta edad.También inciden elementos tales como que los hombres tienden a tener parejas más jóvenes y las mujeres parejas más viejas, lo que se traduce en menos oportunidades de intimidad sexual para las mujeres.Según señalan los psicoterapeutas el coito vaginal puede seguir siendo parte de la intimidad de la pareja anciana, lo que disminuye ligeramente a medida que las personas envejecen, con más caricias y besos como la actividad primaria.En la tercera edad ocurren cambios en la imagen corporal como el andar lento, la postura encorvada, se profundizan las arrugas, el pelo se torna escaso y canoso, y disminuye la masa muscular en general. Ello condiciona muchas veces que el atractivo sea menor y por tanto para algunas personas se torna menos interesante el juego de la seducción.Normalmente los cambios fisiológicos en la mujer son la disminución de estrógenos, la vagina se hace más estrecha y disminuye la lubricación, menor congestión del clítoris, labios y plataforma vaginal en general durante la respuesta sexual, así como un menor tamaño y turgencia de los senos. Ello condiciona que la intensidad y frecuencia del orgasmo sea menor.Mientras, en el hombre los cambios fisiológicos varían desde la disminución en la producción de esperma, los niveles de testosterona, la erección se hace más lenta, las contracciones orgásmicas disminuyen en número e intensidad, y el período refractario se alarga.Además se originan cambios psicosociales para ambos sexos dados porque aparecen fenómenos de tipo amnésicos, sobre todo para los procesos de retención, limitando en muchos casos el aprendizaje y la comprensión; afectivamente son frecuentes los sentimientos de abandono y soledad reforzados por las pérdidas de personas más queridas, así como el temor obsesivo de presenciar la muerte del cónyuge.CERCA DE CASAEn algunas investigaciones realizadas en Cuba se reveló que una de las características que definían a la población del adulto mayor es la convivencia con más de una generación, lo que les obliga en ocasiones a compartir su espacio íntimo con los nietos u otros familiares.Como consecuencia su privacidad se ve afectada, máxime cuando, a esta edad es muy importante contar con un ambiente acogedor que les ayude a dar alas a su imaginación, con caricias, besos, abrazos, que les hagan sentirse apasionados.Los especialistas advierten que en este período de la vida, la salud, más que la edad, tiende a afectar las vidas sexuales de las personas. En las consultas es muy frecuente que los hombres y las mujeres que afirman que su salud es mala, son menos propensos a ser sexualmente activos.En la actualidad, dependiendo de la cultura y región geográfica, se presume que los factores limitantes para el bienestar erótico en edades extremas son más bien del tipo psico-social, como la mencionada falta de privacidad, los sentimientos de culpa, la resistencia familiar, la coacción injusta, la incomprensión de necesidades afectivas y la falta de solidaridad, sobre todo cuando estas personas dependen económicamente de otras más jóvenes.Sin dudas aún persisten muchos prejuicios en torno al erotismo en la tercera edad, posturas rígidas que permanecen en los mismos adultos mayores, similares a las de siglos anteriores.Mientras, la realidad evidencia que hay quienes se encuentran en la séptima y octava década de la vida, y mantienen una estupenda vida sexual con su pareja, dentro de un marco de ternura y amor, pero se ven obligadas a no comentarlo pues tienen miedo de caer en el ridículo de las críticas sociales, que hacen referencia a “esos viejos que no deberían andar en esas cosas”.No obstante, los resultados de estos estudios abren nuevas perspectivas y esperanzas en el espectro sexual de los que atraviesan la tercera edad y demuestra que en todos los momentos de la vida el sexo y el amor están íntimamente ligados.Cuando se prepara el terreno con suficiente tiempo y se aprende a recibir la ancianidad con bríos para defender el espacio y la felicidad propios, no hay barreras que impidan a ningún ser humano cultivar sus legítimas fantasías sexuales y disfrutar a plenitud del cuerpo y la experiencia.

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